Ketty Castillo Pacheco
El próximo 14 de agosto, por sexto año consecutivo, el colectivo “Alfacar y Lorca, romero y luna”, rendirá homenaje a Federico García Lorca y a todas las víctimas del franquismo, en el entorno donde el poeta más universal fue asesinado.
La carretera entre Víznar y Alfacar, dos pueblecitos de montaña al pie de la Sierra de la Alfaguara, a 14 kilómetros de Granada, está regada con la sangre de más de dos mil personas, fusiladas por los fascistas durante la guerra civil. Es una macabra y tragica paradoja que un lugar de tanta belleza, tan lleno de vida, se convirtiera en un campo de exterminio.
La Sierra de La Alfaguara, que en árabe significa “manantial copioso”, es famosa por sus multiples nacimientos de agua pura, muy apreciada por los granadinos quienes, desde la capital y las poblaciones de alrededor, acuden a abastecerse de tan preciado líquido hasta la fuente del Morquil, situada en el termino municipal de Alfacar. Pero la más espectacular y famosa es la popularmente conocida como La Fuente Grande, por su gran tamaño, de una belleza casi onírica. También está situada en Alfacar, a poca distancia de la del Morquil. Los árabes la llamaron Aynadamar o Fuente de las Lágrimas y en el siglo XI encauzaron sus aguas para abastecer al barrio granadino del Albayzín. Para ello, construyeron una acequia que, a lo largo de unos 14 kilómetros, va descendiendo por la montaña.
Aynadamar, Fuente de las lágrimas o Fuente grande. Alfacar |
En julio de 1936, cuando se produce la sublevación fascista, Granada capital es una de las ciudades que rapidamente quedó bajo el dominio de los sublevados, pero rodeada de zonas fieles a la República. Podríamos decir que “la frontera” entre una y otra zona queda establecida, precisamente, en esta Sierra de La Alfaguara, desde la que se dominaba, por el noreste, la carretera de Almería y Murcia y por el noroeste, la carretera de Jaén. Por eso, los falangistas establecieron su cuartel general en el pueblo de Viznar. En concreto, en el Palacio del Cuzco, una belleza arquitectónica del siglo XVIII, que hoy se encuentra en estado de abandono a pesar de haber sido declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía. El Palacio del Cuzco, anexo a la Iglesia de Víznar, fue mandado construir por el arzobispo de orígen peruano, Juan Manuel Moscoso y Peralta. En 1936 pertenecía a una de las familias más ricas de Granada, los Fernandez Fígares, quienes, durante la guerra, lo cedieron a la Primera Bandera de la Falange al mando del capitán Nestares.
En las afueras del pueblo existía un molino que durante la III República fue convertido en lugar de vacaciones estivales para los hijos de obreros, por lo que se le conocía como “Las Colonias”. En julio de 1936, los falangistas desalojaron a los escolares y lo convirtieron en centro de detención donde llevaban a sus víctimas antes de ser asesinadas. Federico García Lorca pasó ahí sus últimas horas. Desde el molino, obligaban a sus prisioneros a dar “el último paseo” por la carretera de Alfacar y los fusilaban. Las primeras ejecuciones se produjeron en las inmediaciones de la Fuente de las Lágrimas, hasta que un médico de Alfacar dijo que iban a contaminar el agua y entonces se fueron distanciando de la fuente y acercando al barranco de Víznar. No se conocen cifras exactas, pero se piensa que puede haber más de dos mil personas asesinadas entre Víznar y Alfacar. Actualmente, la carretera entre las dos localidades, distantes unos dos kilómetros y medio, recibe el nombre de Avenida de los Martires y es lugar habitual de paseo entre los lugareños.
Pero la vida es más obstinada que la muerte y, cada año, estos montes que fueron el escenario del horror, uno de tantos, se llenan de poesía, de música, de cante, de voces que claman justicia. La sangre derramada germina estas tierras fértiles y los muertos resurgen de sus huesos en las vidas y las voces de cada uno de los que participamos en los homenajes que los rescatan del olvido.
El primero de esos homenajes lo organiza, desde hace seis años, el colectivo, “Alfacar y Lorca, romero y luna”, en el que tengo el honor de participar. Esta edición se celebrará el 14 de agosto y, como ya es habitual, comenzará en “Las Colonias”, el antiguo molino del que hoy no quedan más que las ruinas y del que reivindicamos que sea declarado como Lugar de Memoria Histórica. Desde ahí recrearemos “el último paseo” por el barranco de Víznar y la carretera hasta La Fuente Grande. Tras “el último paseo”, celebraremos una velada poético musical en las inmediaciones de La Fuente de las Lágrimas.
Las Colonias: Ruinas del antiguo molino, convertido en prisión durante la guerra, donde pasó García Lorca sus últimas horas. |
Unos días más tarde, el 17 de agosto, se celebra el homenaje que organiza la Diputación Provincial de Granada en el Parque García Lorca, en el termino municipal de Alfacar, próximo a La Fuente Grande. Este parque se creó, a mediados de la década de los ochenta del pasado siglo, por ser el lugar señalado por el hispanista Ian Gibson como posible ubicación de los restos del poeta. En 2009 se llevaron a cabo excavaciones para localizar la fosa de Federico, pero los trabajos no dieron resultado alguno.
Por último, el Ayuntamiento de Víznar, gobernado por IU desde hace más de dos décadas, celebra una semana cultural dedicada al poeta, que culmina con un festival flamenco la noche del 18 de agosto, la fecha en la que se cree que fue asesinado García Lorca. Desde ahí, ya de madrugada, los gitanos del Sacromento de Granada, con el cantaor Curro Albayzín a la cabeza, van en peregrinación hasta el barranco de Víznar, donde rinden, desde hace más de cuatro décadas, el homenaje con más embrujo y duende, el más lorquiano de todos. Depositan varas de nardos y velas en la mayor de las fosas y comienza el cante, el baile, la poesía. El público también participa de manera espontánea y la cultura, la belleza, la vida, se abren paso y vencen a la barbarie, al horror y a la muerte.
Felicito a la escritora, periodista y granadina de pura sangre, Ketty Castillo por el empeño de homenajear a un grande de la poesía y la lucha, al Lorca de todos. Viva a la vida de los grandes que nos permiten seguir.
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