lunes, 24 de abril de 2017

TENGO ALGO QUE CONTARTE (14)

Correspondencia entre dos mujeres.


Salt, lunes 24 de abril de 2017



MI REINO POR NO REINAR



Qué alegría, Habanera, volver a saber de usted. Volver a contarnos cosas. ¡Cómo lo echaba de menos! No importa, sabemos de sobra que ni el tiempo ni la distancia es el olvido ¿verdad?. Siempre es buen momento para reanudar nuestras epístolas. Realmente tierna la suya. El título que le dio no podía ser más acertado, porque el futuro, nos guste más o menos, sea el que esperábamos o no, responda a nuestra lucha en mayor o menor grado,... está en las pupilas de nuestros niños y jóvenes. Está en sus manos, en sus mentes, en sus ideales.

Me habla de la educación en su país. De cómo es un tema prioritario para su gobierno y su pueblo. De cómo se han volcado desde hace tiempo en que la tarea de enseñar y la de educar vayan de la mano durante toda la vida. Creo que es un verdadero lujo para el ser humano.

Aquí, en mi tierra, es algo diferente. Para empezar, la gratuidad no pasa del bachillerato. Es una gratuidad salpicada de gastos, como el de libros y material por poner un ejemplo, que en muchos casos supone un presupuesto familiar elevado. También es cierto que cada vez más centros y asociaciones de padres y madres se organizan para aprovechar los usados y abaratar en lo posible estas partidas. La universidad no es ni de lejos gratuita, y a pesar de haber becas para familias con escasos ingresos no todos los chavales pueden acceder a los estudios elegidos. Si echamos una mirada rápida a nuestras universidades vemos cómo el perfil del alumnado no es el reflejo proporcional del de la educación obligatoria. La mezcla de orígenes de las escuelas primarias se va filtrando cada vez más, y llegamos a las aulas universitarias con muchísima menos diversidad, con el color casi como nota exótica. Este tema casi sería objeto de un monográfico, Habanera. ¡Hay tantas cosas por explicar sobre ello!.




Pero la economía en las aulas no es el único tropiezo. Me consta cómo los docentes, o al menos una buena parte de ellos, luchan diariamente por sus chicos y chicas. Por intentar transmitir valores, hacerlos personas pensantes y autónomas, que conozcan los términos igualdad, justicia, solidaridad, y tantos otros que cada vez más se van quedando en el tintero de ese egoísta “yo, mi, me, conmigo” que esta sociedad nuestra se encarga de pregonar cada día con menos disimulo.

Seguramente muchos papás y mamás mandan a sus hijos a la escuela para que aprendan mucho, saquen bien las cuentas, hablen inglés,… en fin, que adquieran muchos conocimientos. Pero la realidad es que, además de los números y el idioma, los docentes deben trabajar duro para educarlos en no ser racistas, en no ser machistas, en no ser intolerantes… en definitiva, en que no sigan el modelo que poco a poco se les va dando desde las esferas adultas. Sí, Habanera, un ejemplo de los temas a trabajar es que los muchachos vean a los de otras etnias y procedencias como iguales. Probablemente a usted le entre la risa al oírlo, porque ustedes conviven  en  armonía toda la gama cromática, desde el blanco albino al negro azabache, y no le debe entrar en la cabeza qué puede tener de diferente un negrito de un blanquito o un panchito a la hora de ser alguien ¿verdad?. Pues sí, aquí de momento no tenemos superada la diferencia de color. También debo decirle que desgraciadamente, estas personas están ligadas a unas economías más pobres, y eso, como usted debe suponer, no ayuda mucho a entablar igualdad. Ya ve, un gran reto ser docente, padre o madre hoy día. Como usted muy bien dice en su carta, el futuro está en sus pupilas. Por tanto nos toca trabajar para que sean ellos quienes salgan con estos valores arraigados y sean capaces de dar un giro a la historia. Usted y todos los compañeros que trabajaron duro en la campaña de alfabetización hace más de 50 años, así lo hicieron. No sólo se trató de enseñar a leer y escribir (que es muchísimo), sino de otorgar a la educación un lugar preferente en el pensamiento y los anhelos de las personas. Y eso sí que es capaz de mover una sociedad.




Veo poco la tele, pero desayuno con las noticias, y hay días que me arrepiento de no haber puesto la cadena de dibujos animados en vez del noticiario. A veces el comentarista da una vuelta rápida a un mundo convulso e incongruente, que no reconozco. Hay momentos en que creo que me fallan hasta las nociones de geografía; ya me cuesta saber quién está en guerra con quién, qué motivó a quién para hacer qué, dónde van quienes no tienen dónde ir, qué político robó a quién y dónde, ...¡hay tantas cosas que ya no se pueden situar en un mapa!

Parece que el mes de abril nos trae días de recuerdos a ambas. Aquí el 14 de abril lo recordamos (cada vez menos, eso sí) como el día de la República. Le explico. Este país llamado España es un reino. Como su propio nombre indica, un reino es un estado cuya organización política es una monarquía. Yo el tema de los reyes, la verdad es que nunca lo he tenido claro. Cuando fui consciente que los únicos que valían la pena eran los Reyes Magos, y encima no existían, me reafirmé en mis tesis. Con mis cortas luces, no llego a entender cómo un jefe de estado puede estar capacitado para serlo por el sólo hecho de que tu papá también lo fue. Y lo que es peor, que a los habitantes de ese estado sean ninguneados indefinidamente al no poder decidir si les parece bien o no su representante, y de darse el caso, decidir su cambio. Cuando de pequeña me explicaban en religión lo de la ciencia infusa  (conocimiento no adquirido mediante el estudio, sino atribuido a factores sobrenaturales) pensaba que era un suertudo a quién le tocase tal atributo, y pedía fervorosamente a ver si en algún momento me podría llegar un poquito a mí, antes de que el profesor preguntase toditos los montes, ríos con sus afluentes por derecha e izquierda (por lo visto kit bàsico de supervivencia cultural), cordilleras y capitales mundiales; las leyes de física; la tabla periódica de elementos químicos, o en el peor de los casos, las declinaciones de latín. Pero no, no llegó, y ya vi claro que este asunto de lo infuso era pura patraña. Que solamente horas de memorización y resolver cientos de ejercicios y problemas llevaban la cosa a buen puerto. Llegadas aquí me asalta una duda, ¿no será que los reyes la tienen y toda para ellos esa dichosa ciencia infusa?. Igual hay algún tratado divino que desconozco por el cual se les otorgó al inicio de los tiempos, y se va traspasando hasta día de hoy.  De lo contrario no se explica que alguien, por pura descendencia, se le otorgue  la capacidad y el talento necesarios para ser un mandatario.




Y sigo con el tema. No soy nada buena en historia, pero me gustaría hacerle un breve resumen de este capítulo de la nuestra para situarla en el tema de la realeza. En España acabó la larga monarquía de los Borbones el 14 de abril del 1931; fecha en que el pueblo movilizado proclamó una República que intentaría dar al país un giro económico pero sobre todo social, que buena falta le hacía, tras los tantísimos años de inmovilismo y fosilización feudal. La República de los Maestros fue llamada por algunos aquí en Cataluña. Pero todo se acabó en seco con el golpe de estado de Franco y la  posterior guerra civil. Ya le conté en una ocasión que los dos bandos eran “los nacionales” y “los republicanos”. Bien, acabó la guerra, y fue el momento del cambio de régimen: se olvida la monarquía, la república y pasamos a ser una “democracia orgánica”. Sí señora, así como suena. Los años de dictadura franquista están catalogados como democracia orgánica. Lo recuerdo perfectamente porque en el colegio nos lo teníamos que saber de memoria, y como por democracia no nos venía nada y por orgánica menos, a veces cometíamos algún inocente error al decirlo. Error que disciplinadamente era corregido copiando 500 veces el concepto. No se te volvía a olvidar en la vida y, aunque seguíamos sin entender de qué se trataba, al menos lo podíamos recitar de corrido y no provocar afrentas en público. Y así tuvimos 40 años de “democracia orgánica” hasta la muerte del dictador. Seguramente éste habría sido un perfecto momento para erradicar la monarquía del país, puesto que ya nos habíamos saltado alguna generación de Borbones sin ejercer y no los echábamos especialmente de menos, y restablecer la legalidad republicana borrada por la fuerza de las armas. Por otra parte, habría sido un pequeño gesto de impartir justicia para con la otra parte de la población, la republicana, que paciente y estoicamente había aguantado tantos años ayudando a levantar un país bajo un régimen no previsto ni querido. Habría sido como el premio de consolación de los perdedores, ¿no le parece? Pero no. The Franco's Team jugó muy bien el partido. ¡Qué digo el partido!, la prórroga y el campeonato. A pesar de perder a su capitán, fueron capaces de componer rápidamente el nuevo régimen devolviendo al terreno de juego el rey, hasta ahora en el banquillo de los gobernantes suplentes. Y así, en un abrir y cerrar de ojos, volvimos a tener la familia real ocupando palacio, televisiones, revistas del corazón y sueldos de representación para todos sus componentes.




Pues mire que no hemos tenido suerte. Los que no nos gusta reinar ni que nos reinen, ahora tenemos dos reyes y dos reinas. (En mi pueblo dirían: “si no quieres caldo, ¡tres tazas llenas!) Le cuento, siempre desde mi humilde punto de vista de persona, de mujer, de ciudadana y de  observadora; ya sabe, lejos del gran conocimiento. Resulta que el rey que teníamos tuvo un buen bajón en popularidad y querencia del pueblo debido a algunos temas. Parece ser que había tenido algún devaneo amoroso; que su hija mediana entraba al juzgado acompañando a un marido defraudador y corrupto condenado a prisión,… en fin, esas cosillas tontas que pueden pasar en cualquier familia, pero que cuando la familia es la real, queda muy feo. Los modelos patrios y católicos; las referencias de rectitud y buenhacer quedan desdibujadas y el pueblo confuso. Una confusión que se tiñe de indignación cuando corren noticias “soto vocce” que para pagar el silencio de las aventuras extramaritales se utilizan fondos del estado, osea los fondos públicos, los del pueblo llano. Te queda la sensación de ser un niño a quien su papá le ha roto la hucha del cerdito de barro, donde hacía tanto tiempo que iba metiendo las propinillas del abuelo y las de hacer los recados; para irse al bar y perderlas tomando cervezas con los amigotes. Total, que este rey abdicó y su hijo pasó a ser el nuevo rey, aumentando así la familia regia. Pero como por lo visto estos cargos, aparte de venir por sangre y contemplarlos la santa constitución, vienen de la mano de Santa Rita (lo que se da no se quita), pues así, como por ensalmo, ahora los mayores han pasado a ser rey y reina eméritos y el joven y su esposa, los monarcas en activo.




Pero amiga Habanera, en un país que atraviesa unos momentos crudos de intolerancias y desencuentros; en el que las más básicas reglas democráticas se están yendo a pique; en el que pedir la opinión a las personas se convirtió en delito, en donde los principios éticos se van esfumando y las diferencias entre pobres y ricos es abismal y creciente… resulta que a los monarcas sólo se les ve pasando revista a los desfiles militares (supongo que controlando si algún soldado perdió la boina o si la cabra de la legión ya aprendió un nuevo paso de baile); y en las grandes recepciones oficiales, donde el glamour de las féminas marca el éxito del encuentro. Parece ser que nuestra nueva reina queda siempre con buena nota en estos eventos, que es una mujer  muy guapa, muy elegante, muy moderna y muy inteligente. Pero fíjese usted que todas estas cualidades no sirven de nada para abolir una ley sálica aún vigente, por la que sube al trono siempre el varón en caso de haberlo. No importa el lugar que ocupe en la saga, las capacidades que tenga, ni las ganas,… nada importa. Ser hombre es su único e indiscutible pasaporte al poder. Ya ve, ni siendo reina se libra una del ninguneo de género.

He tenido unos días de fiesta, y he tenido la gran suerte de poder caminar largos ratos al lado del mar. He seguido una ruta preciosa, donde los colores y los olores de la naturaleza han estallado descarados inundando cualquier rincón y haciendo un camino espectacularmente hermoso. Mientras caminaba, pensaba que es el mismo camino que tuvieron que seguir miles y miles de personas republicanas huyendo del fascismo y de la guerra. Que no encontraron flores a su paso, ni caminito asfaltado, ni barandillas para proteger a los niños. Era un exilio triste, penoso y de destino  incierto, pero que sabían como única salvación. No, la República no se merecía eso.




En fin, amiga Habanera, ¿qué más le puedo decir sobre nuestra situación monárquica además de que es impermeable a las opiniones e inmune a las urnas?  Sencillamente, que daría mi reino por no reinar.

Como siempre, todo lo que le cuento va envuelto en un inmenso y cariñoso abrazo.


Vicentita



(*)Tengo algo que contarte. Correspondencia entre dos mujeres es una relación epistolar entre una mujer de La Habana y otra de Salt (Girona). La publicación de estas cartas se realiza con el permiso de ellas mismas que han confiando en La Guerrilla Comunicacional su publicación.


Si es la primera carta que lees puede ser que te interese ver el histórico de la correspondencia:

Prólogo: Prólogo
Carta 1ª: Carta nº 1
Carta 2ª: Carta nº 2
Carta 3ª: Carta nº 3
Carta 4ª: Carta nº 4
Carta 5ª: Carta nº 5
Carta 6ª: Carta nº 6
Carta 7ª: Carta nº 7
Carta 8ª: Carta nº 8
Carta 9ª: Carta nº 9
Carta 10ª: Carta nº 10
Carta 11ª: Carta nº 11
Carta 12ª: Carta nº 12
Carta 13ª: Carta nº 13



miércoles, 19 de abril de 2017

TENGO ALGO QUE CONTARTE (13)

Correspondencia entre dos mujeres.





La Habana, martes 18 de abril de 2017




EL FUTURO EN SUS PUPILAS



Vicentita, cuanto tiempo sin conversar contigo... Te aseguro que he extrañado nuestra correspondencia. A través de tus cartas he aprendido mucho de tu Catalunya querida, sus costumbres y en especial de su cultura y condiciones socio económicas. Me disculpo por mi largo silencio.

El pasado 4 de abril, toda Cuba amaneció más temprano que de costumbre. Alrededor de las 6:30 de la mañana me hizo saltar de la cama la conversación de varios niños que pasaban por los bajos de la ventana de mi dormitorio, quienes discutían sobre quién intervendría primero en una actuación coral que programaban presentar en la escuela. A mi vecinita de 7 años, la mama la convencía cariñosamente que el lazo que debía llevar en las trenzas era color blanco, en lugar del rojo. Así se sucedieron una tras otras las señales de que era un día especial y en efecto así fue.

Me percaté que era el 4 de abril, día de los pioneros cubanos, nominación derivada de la voluntaria membresía de los escolares de la enseñanza primaria, o sea de los niños de 6 a 11 años, en la Organización de Pioneros José Martí, fundada en igual fecha de 1963.
  
Muchos recuerdos se agolpaban en mi mente. Recuerdo que ya se había vencido el analfabetismo en Cuba y poco a poco, el derecho y el acceso a los estudios, que había sido privilegio de pocos, se iba haciendo realidad universal a lo largo y ancho de la Isla.

En lo personal había tenido la experiencia de participar, con sólo 14 años, en la campaña de alfabetización, lejos, pero muy lejos de mi lugar de residencia. De La Habana viajé hasta las intrincadas montañas de Sagua de Tanamo, en el extremo oeste del país.





A mi regreso, recuerdo que tuve la sensación de haber vencido a un feroz enemigo en una campal batalla cuerpo a cuerpo. Y era cierto. El ejército de lápiz, cartilla y manual, del que formé parte, había vencido no sólo al analfabetismo sino a la ignorancia sanitaria y a enormes prejuicios.  Empezábamos a salir de una época oscura. Vino a mi mente que la maestra que me conducía a la familia que debía alfabetizar recorrió siete bohíos, típica casa rústica hecha de tablas de palmas y guano , y no me aceptaban por ser mujer. Sólo en la octava casa me aceptaron y realicé mi sueño de alfabetizar. Hubo que continuar bregando duro para alcanzar el sueño martiano de ser un pueblo culto.

Viajando con el recuerdo por aquellos tiempos, me animé y llegué a la Primaria Fabrizio Ojeda, donde mi nieta cursó sus estudios primarios, y me encontré con un verdadero festival de la alegría y un canto al futuro. Allí estaban reunidos para la celebración todos los profesores, los niños, los padres, abuelos y amigos de las familias. Recordaba con nostalgia que mi nieta, en su momento, cantaba, bailaba y recitaba en estos actos y a la vez vino a mi mente el trabajo comunitario que hicimos los jóvenes en 1963 para que los niños tuvieran su propia organización. Ya nosotros teníamos nuestra federación universitaria, la unión de estudiantes secundarios y la unión de jóvenes comunistas. 

Como todos los años, se dio inicios al acto con la entonación del Himno Nacional, presidido por la bandera. A continuación, se entregaron los diplomas a los alumnos de segundo grado que acreditaba “Yo sé leer”, a continuación se les entrego la pañoleta azul a los niños de primer grado y a los de cuarto se les entregó las de color rojo, en  sustitución de las que portaban. Recibieron diplomas los alumnos más aventajados por sus resultados académicos y por su participación en competiciones con otras escuelas de conocimientos, temas culturales y deportivos. Los maestros recibieron el homenaje de sus alumnos y de inmediato un niño de ocho años, disfrazado como un minúsculo payaso, hizo de maestro de ceremonias para dar inicio a la parte festiva de la actividad.





Allí quedé detenida en el tiempo, contemplando a las niñas con sus uniformes de blusas, faldas rojas, y pañoletas rojas o blancas. A los varones los distinguen el uso de un pantalón corto o largo según el grado y el uso de la camisa blanca, en lugar de la blusa. Todos limpios, bien arreglados, visiblemente saludables y un brillo indiscutible de alegría y seguridad en sus miradas. Allí estuve embebida de la algarabía de sus sonrisas, de la tranquilidad y regocijo de los padres, familiares y amigos de los niños que vivían otro momento de esa estación escolar, llamada enseñanza primaria.

Estos niños, como todos los docentes en el país, cuando llegan a las aulas el primer día de curso, encuentran en sus pupitres la base material completa de estudios. Así es curso tras curso hasta que concluyen los estudios universitarios. Las preocupaciones de padres y alumnos giran en torno al aprovechamiento docente, la asistencia a las actividades colaterales de sus hijos y garantizarles refuerzos docentes extra clases. No tienen que preocuparse del pago, porque todo es gratuito, ni ahorrar para los futuros estudios universitarios. ¡Cuanto se ha avanzado y cuanto se sigue trabajando por alcanzar el más alto nivel de calidad del sistema de enseñanza cubano! Por eso pensé, “qué privilegio para esta pequeña nación, en vías de desarrollo, que sus hijos estudien hasta el infinito”, un derecho que alcanza hasta a los abuelos, que cuentan con la Universidad del Adulto Mayor, donde dan calidad intelectual a sus años.





Es cierto que todo no es perfecto, que los retos continúan.

Hoy se acomete a lo largo y ancho del país la restauración de las escuelas de la enseñanza media y superior, dañadas por el impacto de una larga crisis económica. Se trabaja e invierte con el interés de modernizar el material de estudios y se convoca a estudiantes asistentes de niveles superiores para que cubran los vacíos que dejan algunos profesores que emigran hacia otras labores en busca de mayores ingresos. Todo ello como parte de una política de gobierno para lo cual se amplían las partidas de inversión del presupuesto nacional con el fin de desarrollar aún más el sistema de educación con que cuenta y se prestigia este país.

Allí estuve por un par de horas disfrutando del privilegiado espectáculo cultural de los niños. Hablé con algunos de los alumnos. Unos me dijeron que querían ser médicos, otros maestros, cantantes, arquitectos, enfermeras, como su mamá o papá. Todos tienen un sueño para cuando “sean grandes” y en sus pupilas danza el futuro con la seguridad del sol que nos calienta y alumbra.





Aquí no hay atentados de adolescentes contra amiguitos de sus escuelas. No hay agresiones ni con armas de fuego, ni de otro tipo. Tampoco drogas, ni sustancias sicotrópicas y se trabaja de manera multidisciplinaria para que no lleguen y lastren su normal desarrollo.

De regreso a casa, enciendo el televisor y veo, ya sin asombro, que las noticias internacionales continúan informando de las inversiones en la guerra por parte de los países poderosos, de los recortes neoliberales en las partidas de política social y de otros, para destinarlos a las armas y de los estragos del hambre y la miseria que abundan en este mundo nuestro. 

Retorné a la experiencia vivida por el día de los pioneros cubanos y me repetí, como otras tantas veces, qué privilegiados son los niños y jóvenes cubanos y cuanto precisamos de la paz para que continúen con el futuro seguro en sus pupilas. 

Hasta la próxima, te hago llegar un fuerte y fraternal abrazo.

Tu amiga que te estima,
La Habanera


(*)Tengo algo que contarte. Correspondencia entre dos mujeres es una relación epistolar entre una mujer de La Habana y otra de Salt (Girona). La publicación de estas cartas se realiza con el permiso de ellas mismas que han confiando en La Guerrilla Comunicacional su publicación.


Si es la primera carta que lees puede ser que te interese ver el histórico de la correspondencia:

Prólogo: Prólogo
Carta 1ª: Carta nº 1
Carta 2ª: Carta nº 2
Carta 3ª: Carta nº 3
Carta 4ª: Carta nº 4
Carta 5ª: Carta nº 5
Carta 6ª: Carta nº 6
Carta 7ª: Carta nº 7
Carta 8ª: Carta nº 8
Carta 9ª: Carta nº 9
Carta 10ª: Carta nº 10
Carta 11ª: Carta nº 11
Carta 12ª: Carta nº 12