miércoles, 25 de septiembre de 2019

¡ALFABETICEMOS!


El pasado 8 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Alfabetización, establecido en esta fecha por la UNESCO desde 1966. 

Cuando, en Europa, hablamos de falta de alfabetización, de analfabetismo, solemos pensar en países lejanos y pobres, sin recursos, en los cuales las familias humildes no pueden permitirse llevar a sus hijos a la escuela. Y es así, las tasas más altas de analfabetismo absoluto se encuentran en países empobrecidos. 

Pero solemos olvidar que, en el estado español, la tasa de alfabetización no llega al 100% según la última encuesta de Población Activa trimestral del Instituto Nacional de Estadística publicada este mes de septiembre. A pesar de tener un sistema de educación pública desde hace décadas, y a falta de la información más rigurosa que proporciona el Censo de población que se realiza cada diez años, solamente el 98’75% de la población mayor de 16 años se supone que sabe leer y escribir. Evidentemente, de nuevo, esta lacra se ceba más en las mujeres que en los hombres. Además, las Comunidades Autónomas que encabezan la lista del analfabetismo son Ceuta y Melilla. Podemos imaginar sin esforzarnos demasiado quién recibe una educación y quién queda fuera del sistema.


Cartel de la UNESCO en motivo del Día Internacional de la Alfabetización en 2017. Parece suponer que la alfabetización ha de ser necesariamente (y únicamente) digital.


Porque, seamos sinceros. Hoy en día, ¿qué puedes hacer sin leer y sin escribir? No puedes desarrollar con normalidad tus actividades básicas diarias como mandar un whatsapp, entrar en Internet para buscar trabajo o leer las etiquetas de los productos en el supermercado para comprar de manera informada. No digamos ya, ¡firmar un contrato de alquiler o una hipoteca! 

El problema, de todas formas, y a mi parecer, es mucho más profundo. Imaginemos un chico o una chica de 16 años que ha acabado la ESO. Sabe leer, escribir y realizar operaciones matemáticas básicas con calculadora, no consta en este % de población analfabeta. Pero, y hablo des de mi condición de profesora de secundaria, puede perfectamente haberse graduado sin entender un párrafo de un texto básico de historia, por ejemplo. Eso sí, probablemente pueda grabar y montar un vídeo maravilloso con su teléfono móvil.


Des de 2006, en España hay más teléfonos móviles que habitantes.

La alfabetización digital es la principal preocupación en las escuelas, y se presiona para introducir las nuevas tecnologías en las aulas desde el estado, desde las familias y desde las empresas que esperan que formemos a sus futuros trabajadores, pero nos olvidamos demasiado a menudo de la comprensión lectora. Leer no puede ser solamente juntar letras para crear sonidos y palabras, leer quiere decir entender, comprender y formarse una opinión. Y escribir ha de querer decir saber expresar esa opinión, en un blog, en un correo, en papel u oralmente, pero con corrección. Creemos ciudadanos libres y críticos, no trabajadores obedientes y sumisos. ¡Alfabeticemos de verdad!


Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)

Clara Castrillo
La Guerrilla Comunicacional






lunes, 9 de septiembre de 2019

NI OLVIDEMOS, NI PERDONEMOS...RECORDEMOS


Tenemos la tendencia a recordar hechos o personajes grandilocuentes y, a menudo, pasamos por alto pequeñas historias que pueden ayudarnos a entender el pasado, a combatir el presente y a prepararnos para encarar el futuro. En el texto de hoy queremos rendir homenaje a una de esas personas, poco conocidas, que nos muestran el camino, que nos hacen ver que no se puede (ni se debe) desfallecer, que la lucha continua más allá del tiempo, más allá de las personas. 


Conxita Grangé i Beleta

El pasado mes de agosto falleció en Toulouse (Francia) a los 94 años Conxita Grangé i Beleta, conocida también como Conchita Ramos Veleta, superviviente catalana de los campos de exterminio nazis. Grangé nació en 1925 en Espui (Lleida) en una familia de ocho hermanos, aunque debido a una enfermedad de su madre a los dos años la llevaron a casa de sus tíos en Toulouse, donde vivió hasta la Guerra Civil española, cuando la familia se trasladó a Catalunya para luchar defendiendo la República. Junto con su tía Elvira Ibarz y su prima María Castellón, Conxita hizo de enlace de los maquis y los guerrilleros antifascistas durante la Segunda Guerra Mundial. El 24 de mayo de 1944 las tres mujeres fueron detenidas por los milicianos de Pétain tras un tiroteo en su casa, donde tenían escondidos a algunos miembros del 14º Cuerpo de Guerrilleros. Fueron interrogadas, torturadas y enviadas en tren al campo de concentración de Ravensbrück, al norte de Berlín. 




Las tres mujeres entraron allí el 9 de septiembre de 1944. Cuando Ravensbrück fue destruida por la aviación aliada, los soldados nazis hicieron caminar a Conxita y Elvira -María había enfermado y la habían llevado a Bergen-Belsen- hacia Berlín junto con otras mujeres. Muchas murieron por el camino. A la mayoría las mataron los nazis antes de huir para no dejar ningún testigo. Conxita y Elvira, sin embargo, se salvaron, y cuando finalmente encontraron a los soldados aliados éstos las trasladaron a París. María murió a los pocos días en un hospital de la capital francesa. Conxita Grangé se estableció finalmente en Toulouse y se casó con José Ramos Bosch, un antiguo guerrillero catalán. A lo largo de su vida, Conxita recibió muchas condecoraciones: la Legión de Honor del gobierno francés, la Medalla al Mérito Nacional, la Cruz de Guerra, la Medalla de la Resistencia y la Medalla Militar. Esta mujer dedicó buena parte de su vida a explicar su experiencia a los escolares y mantener viva la memoria de las mujeres deportadas.


Conxita Grangé i Beleta de joven

Parece mentira pero las cosas no han cambiado tanto con el paso de los años. Actualmente, ser mujer y ser antifascista continua siendo penalizado y por ello el ejemplo de Conxita Grangé y de tantas y tantas luchadoras como ella nos debe servir de acicate. Por eso es tan importante recuperar la memoria histórica, por ello no podemos olvidar pero, según mi humilde opinión, tampoco perdonar. Perdonar, en algunos casos, equivale a cerrar páginas y algunas páginas no se deben cerrar... Por su memoria, por su legado, por su sacrificio, recordemos, recordemos.

Carles Estríngana
La Guerrilla Comunicacional