jueves, 16 de noviembre de 2017

TENGO ALGO QUE CONTARTE (21)

Correspondencia entre dos mujeres.



La Habana, jueves 16 de noviembre de 2017



DOLOR Y ESPERANZA CON NOMBRE DE MUJER, HURACÁN IRMA


Amiga mía, 

Largo tiempo sin conversar contigo, deseos no me han faltado, ni tampoco excusas, porque ciertamente han sido meses de intensa actividad y de acontecimientos importantes para mi país. No obstante, amiga mía, nada de ello me ocupan en estas líneas.

Por estos días se cumplen dos meses  del paso del huracán Irma por la costa norte de Cuba. Previo, durante y después, los rostros de la gente, otrora alegre y con brillo en los ojos, se fueron tornando tristes y con obvias señales de cansancio y de honda preocupación. Irma puso a la población, a las fuerzas del orden y de la defensa civil en vilo desde que nació en lejanas aguas de los pequeñas islas que conforman el Caribe insular. La preocupación y las medidas de aseguramiento de las vidas y de los bienes materiales fueron acelerándose desde una semana antes cuando la tormenta inicial alcanzó la peligrosa categoría cinco en la escala Simpson. Para ese entonces los vientos alcanzaban la amenazante velocidad de cerca de 300 km/hora. Era un monstruo lo que se venía encima del archipiélago cubano. 

A su paso, Irma ya había arrasado con la isla de Antigua y a sus habitantes el gobierno de la otrora Antigua y Barbudas, tuvo que trasladarlos a Barbudas. Más tarde, igual suerte, corrió Dominica y otras pequeñas islas del Caribe oriental. Así fue dejando un rastro de dolor y pena, mientras se acortaban las distancias en dirección a Puerto Rico, República Dominicana, Haití y Cuba.


El inicio del curso escolar en Cuba fue el lunes 4 de Septiembre y como todos los años tuvo lugar la apertura con un número importante de escuelas y universidades restauradas y con una base de estudio renovada. Sin embargo para el viernes 8 se cancelaban las clases y los estudiantes de la enseñanza pre universitaria y universitaria se unían a los profesores para tomar las medidas de resguardo y protección de los inmuebles y a los becados se les daba salida para sus hogares. En general, a lo largo y ancho del país se emprendieron importantes acciones para preservar lo más importante: las vidas humanas. Muchas de las escuelas y albergues estudiantiles que contaban con condiciones constructivas imbatibles fueron refugio para los habitantes costeros o para aquellos que residían en zonas de alto riesgos. 

Los partes meteorológicos coincidían en apuntar que el ojo del huracán Irma no entraría a Cuba sino que la bordearía por la costa norte hasta que girara al noroeste. Pero, aun así, los vientos de la periferia tocaron suelo cubano y el mar penetró con olas de hasta 10 metros. Fueron días muy tensos. La población vivió paso a paso la trayectoria de un episodio más de la naturaleza irreverente.


Sentada hoy en mi pequeña terraza contemplaba mis framboyanes*(1) ennegrecidos, con más de la mitad de sus vigorosas ramas en el piso, sin flores y sin pájaros que canten. Por el frente de la casa los árboles también descansaban en el suelo y la hierba de los suelos cambió del color verde intenso a un negro cenizo, tal y como si hubieran sido víctimas de un implacable fuego. 

Paseándome por esos egoístas pensamientos me di cuenta que era privilegiada. Las paredes de mi casa y las del entorno estaban intactas. Estaba en mi hogar, en mi reparto, con familia y vecinos sufriendo el apagón generalizado en el país, pero finalmente en nuestras casas, seguros y tranquilos. Y fue entonces cuando más dolor y solidaridad sentí por los miles de desplazados de sus viviendas, por aquellas familias que cuando regresaron a sus hogares, los vientos y las fuerzas del agua implacables les había llevado el techo o las paredes , o las paredes y techos, y los efectos electrodomésticos y los modestos muebles que habían logrado recuperar del paso del  anterior ciclón.

Irma estuvo batiendo sobre Cuba durante 72 largas horas hasta que giró en dirección a la Florida. Afectó a 12 provincias, cambió en esas horas la escenografía geográfica. Se paseó por los cayos paradisíacos del norte de Camagüey, Santa Clara y Caibarién, después de golpear a las costas de la majestuosa ciudad de los parques, Holguín, y su playa de arenas blancas, Guardalavaca, y a la ciudad blanca de Gíbara. Dañó a las instalaciones turísticas enclavadas al norte y al deslumbrante cayerío de esas provincias, fuente de ingresos importantes para el sostenimiento de una economía en recuperación.


En la bella capital habanera el mar entró con fuerza y avanzó en tierra a lugares que nunca había llegado. A su paso afectó miles de viviendas, monumentos nacionales, centros de trabajo, negocios particulares. Levantó calles, dañó zonas del sofá más largo del mundo, el muro del Malecón habanero, y socavó sus cimientos haciéndole intransitable para autos y peatones. Las olas sobrepasaron con creces la altura de la Farola del Morro y una imagen televisiva dio cuenta que la ilustre Giraldilla, esa dama bella, señorial, esculpida con ojos enamorados que nos enamora a todos en nuestro andar, colocada en la cúpula del Castillo de la Real Fuerza y que gira al compás de los vientos había inclinado su torso. Su mensaje simbólico nos acrecentó la pesadumbre y a la vez movilizó la conciencia colectiva.

El emblemático pueblecito de Cojímar, donde el afamado autor norteamericano Hemingway se inspiró para escribir El Hombre y el Mar, perdió su fisonomía al desplomarse el muro de su maleconcito y la Calle Real por la fuerza de las olas, junto al derribo de viviendas y los pegueños negocios de gastronomía que ambientaba ese pictórico lugar.

Irma dañó severamente varias centrales de generación eléctrica y las interconexiones entre estas y las plantas eléctricas haciendo inhabilitar el sistema eléctrico nacional. El colapso del sistema eléctrico afectó severamente la distribución de agua potable por lo que se sufrió en diferentes medidas la falta de esos dos importantes recursos para la vida normal.


Las medidas asumidas por la defensa civil con la colaboración de la población, de los organismos de la administración del estado y las organizaciones de trabajadores, campesinos y estudiantes pudieron aminorar en algo los efectos del brutal impacto de la fuerza destructiva de Irma, pero los daños dejados son inmensos y por vez primera en muchas décadas se reportó la pérdida de 10 vidas humanas, algunas de ellas por incumplir las medidas preventivas, pero pérdidas dolorosas al fin.

Un dato increíble es que los tres viaductos de La Habana fueron cubiertos por el mar, al punto que en el túnel de Línea, una de las más importantes arterias capitalinas, algunos jóvenes se bañaron y disfrutaron irresponsablemente de sus aguas como si fuera una piscina de goce turístico.

Se han reportado serios impactos en los sistema viales, ejemplo en tramos de la Vía Blanca que conecta Habana-Matanzas y Matanzas Varadero, así como el derribo de puentes. Otros sectores como la educación, la agricultura cañera y no cañera sufrieron pérdidas cuantiosas. También fue severamente dañada  la producción de arroz, el plátano, la avicultura y el café, por lo que se trabaja aceleradamente en la producción de cultivos de ciclos cortos para aminorar la escaseces que se  prevén. 


En medio del dolor, la tristeza, la oscuridad y la impotencia que nos producía  la fuerza devastadora de la naturaleza se fue gestando un huracán de solidaridad que pronto convirtió esos sentimientos en una fuerza generadora de soluciones. Antes, durante y después, la defensa civil trabajó muy estrechamente con el ejército y los órganos de gobierno territoriales y en la etapa recuperativa la mayor parte de los hombres y mujeres de todo el país se entrelazaron en un esfuerzo descomunal por rescatar la normalidad en los sectores más estratégicos y apoyar a la gente a recuperar lo que se pudiera recuperar y apoyar emocional y materialmente a todos los damnificados. 

Tuve el privilegio de tener  agua y luz a los tres días, y como he debido acuartelarme en mi barriada por falta de vía para llegar a La Habana, me di cuenta por las imágenes de la televisión que era evidente que nadie iba a quedar desamparado y que se estaban movilizando todos los recursos para restablecer la electricidad, los viales, las comunicaciones y sobre todo para apoyar a las familias más dañadas.


Paulatinamente retornó el brillo en las miradas antes opacas por el dolor. La esperanza se abría camino. La esperanza recuperada no era sólo una actitud emocional, sino que estaba avalada por lo que se iba resolviendo, lo que retornaba a la normalidad y por la decisiones muy certeras del gobierno de asumir con el presupuesto del estado el 50% de los gastos de los materiales de la construcción para reparar las casas de las familias afectadas, entre otras muchas acciones gubernamentales. Más tarde salió otra resolución que anunciaba que los gobiernos locales asumían la tarea de identificar a aquellas familias que no contaban con los recursos necesarios para asumir la restauración de su vivienda y para esos casos el presupuesto del estado cubriría el total de los costos.


A los 10 días de despedirse de los cubanos la feroz Irma, casi el 100% de la producción energética estuvo recuperada, las calles y avenidas limpias y los árboles destruidos recogidos. 

Hoy se continúa trabajando con vigor sobretodo para reconstruir las viviendas dañadas y derribadas por el huracán. Los estudiantes, todos, ya están en su pupitres, y se recupera la industria y la agricultura para que no se produzcan vacíos en los suministros alimenticios a la población.

Los cubanos no estuvimos solos en esa terrible contienda. Se recibió ayuda de muchos países y ánimos y fuerzas de muchos otros.

También tuvimos la inmensa alegría de apoyar con médicos y linieros*(2) eléctricos a la Puerto Rico olvidada por su gobierno norteamericano y a otros hermanos caribeños.

La esperanza se instaló con amplios y fortalecidos brazos, con la certeza que nadie quedará ni olvidado, ni desamparado.

Envuelta de esa esperanza te hago llegar un fuerte abrazo.

La Habanera.


(*)
1.- El flamboyán o framboyán (del francés flamboyant), cuyo nombre científico es Delonix regia. Esta planta muy apreciada en jardinería por su espectacular floración de color rojo intenso, ha sido difundida por jardines de los trópicos y zonas subtropicales de todo el mundo. Sus flores de color rojo intenso, colgantes sobre pedúnculo de 5 a 7 cm de longitud

2.- Linieros. Trabajadores de la compañía eléctrica cubana que se encargan de la instalación del tendido eléctrico por las calles.


(*)Tengo algo que contarte. Correspondencia entre dos mujeres es una relación epistolar entre una mujer de La Habana y otra de Salt (Girona). La publicación de estas cartas se realiza con el permiso de ellas mismas que han confiando en La Guerrilla Comunicacional su publicación.

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