Después de algunas presentaciones del documental Leo a la vida podemos confirmar que hemos superado los 1.100 espectadores. Ya sé, que mucha gente del mundo del cine se mofará de esta cifra. Pero, si a esa gente les digo, que esta película, sin distribuidora oficial, sin grandes recursos, sin apoyos, difícil de ver y asumir, analítica, que interpela al espectador a pensar, vamos, para resumirlo más brevemente, lo más anticomercial que se pueda hacer en cine, ya ha superado esa cifra y tenemos más de 15 peticiones para su proyección en diferentes ciudades, entonces, podría ser que esa gente del mundo del cine rectifique sus prejuicios.
A día de hoy, estoy más que convencida que acertamos en la estrategia a seguir. Hacer la calle, como se ha hecho siempre que se ha querido mover algo. Por que por mucho que se haga en las redes sociales, desde tu casa, ordenador, pantalla y calefacción, la revolución se hace en la calle. No penséis que pretendo hacerla, pero si motivarla.
A nosotras nos gusta el cine de a pie, ver la película y después, con el público, hablar, comentar, opinar, criticar, preguntar, pensar, analizar, gritar o susurrar al oído: gracias por haber venido. Esto es lo que nos mueve, lo que nos empuja a seguir haciendo este tipo de cine. Y conocer personas, de diferentes lugares, con necesidades e ideologías diferentes, pero con un denominador común entre todas: defender nuestros derechos y darle la vuelta a este sistema que nos ahoga.
Estamos disfrutando de los debates con el público, confirmando que sí, que sí se puede, que la gente no está tan dormida como creemos. Y participan, y opinan, tienen ganas de decir, aunque siempre recordamos que lo mejor es hacer. No puedo evitar de escribir el comentario que nos hizo una mujer, en medio de uno de esos debates que hemos tenido: "No quería hablar, pero después de lo que he visto y estoy escuchando aquí, siento mariposas en mi estómago y necesito hablar". Aún se me pone la piel de gallina al recordarlo. Eso es lo que te da la calle, el cine de a pie, que te hace creer en la gente y confirmar que sí podemos darle la vuelta a todo esto.
El documental, además de hacer un homenaje a una humilde mujer, maestra de profesión, Leonela Relys, el film muestra el problema del analfabetismo y...los analfabetismos. Hoy en el mundo hay más de 700 millones de personas que no saben leer y escribir. Hoy en el mundo, hay más de 1.500 millones de personas analfabetas políticas. Esa es nuestra peor enfermedad. ¿De qué nos sirve saber leer si después no sabemos leer la vida, entender lo que pasa a nuestro alrededor o más allá? Ese es el debate y el inicio para un mundo mejor.
Si pueden, no dejen de ver este documental, o de provocar que se proyecte en su población. Está mal que lo diga así, pero las que hacemos la calle no tenemos a nadie que nos haga la publicidad. Así que permitirnos la indiscreción.
Nosotras estaremos a vuestra disposición. Haciendo lo que amamos, el cine de a pie.
Julio Suárez
No hay comentarios:
Publicar un comentario